thePencil.org as vezes no silêncio da noite
lunes, 2 de noviembre de 2009
tiempo al viento
Estoy descubriendo recién este lugar que elegí para hacerlo mío. Estoy aún un poco perdida, sorprendiéndome todos los días con algún ruido, algún movimiento extraño, la aparición inesperada de arañas, los sonidos de las cañerías, la gente que pasa afuera.
Pasa mucha gente, a veces demasiada. Me siento instalada en medio de la feria dominical que se pone todas las semanas en Arica y a la que mis hermanas y yo gustábamos tanto ir.
A veces despierto en medio de la noche, sudada, temblando, pensando que anda alguien caminando por el pasillo y piensa atacarme cuando menos lo espere. Lo siento claro, pues el crujido de la madera así lo anuncia sin descanso. Intento calmarme, convencerme que es el crujir natural de la madera vieja, que ha sido pisada tan constantemente por años.
Aunque este espacio se está amoldando de a poco, aún sus murallas están vacías y a veces me da la impresión que se achican e intentan aplastarme y tengo ganas de salir corriendo y llorando.
Sí, llorando. Quizás porque hace mucho tiempo no lloro y no porque me falten ganas, sino que mis ojos son así, bastante cíclicos y pasan por períodos de sequía.
Y sigo aquí, en la parte principal, frente a las ventanas grandes de vidrios sucios que me convencieron de quedarme. Frente a mi hay una vieja iglesia que me despierta sagradamente cada domingo a las 8 de la mañana con sus inoportunas e insoportables campanas. Yo las maldigo, como corresponde.
Y es aquí, donde con las murallas vacías además de buenos cuadros y alguno que otro afiche político esperan mis respuestas rezagadas en algún extraño lugar. Estoy aquí sabiendo que quiero ir a otros lados, que quiero andar perdida por el mundo sin un rumbo muy fijo y todo esto va más allá de mis simples instintos nómades. Claro que sí! No se trata de que yo sea una cabra lesa que intenta evadir responsabilidades y quiere pescar su mochila y salir por esa puerta gris sin dirección alguna. NO! Es sólo que necesito más, necesito esta estabilidad trasladada a otras dimensiones y ojalá a otro idioma. Porque aquí estoy ahora sólo porque se supone que es lo que debo hacer.
Pero estamos en época de campaña presidencial y vaya como odio eso. Odio ver las murallas rayadas con las peores caligrafías del mundo, con nombres de patrones de fundo en mayúscula. Con letreros enormes que me recuerdan que no tengo opción y que hasta el último minuto en la urna dudaré de la alternativa que escoja. Está toda la ciudad convertida en una mierda con tanto panfleto dando vueltas, con tanta cara de Sebastián Piñera recordándome que pronto espera comprarse el país también y por poco invade mis sueños y compra acciones oníricas que le permitirán manejarme también desde el subconsciente. Pero no, no quiero ni pensar en esa posibilidad, sólo quiero virarme un poco. Descansar de esta locura de entrevistas políticas, afiches rasgados y camionetas disfrazas que pasan cada día por mi calle.
Y eso que por esta calle pasan muchos locos. Se escuchan gritos a cualquier hora y cada dos días, a lo menos, hay alguna pelea callejera, casi siempre entre miembros de una misma familia que venden distintos productos en la misma cuadra entre Chacabuco y Pedro Montt.
La verdad ni siquiera tengo ganas de escribir, porque soy torpe, muy torpe y no me resulta muy cómodo tipear en estos momentos. Es porque estoy nerviosa, esperando una respuesta que puede que me cambie la vida. Como puede que no y que todo siga igual, sin ningún tipo de turbulencias ni mucho menos una olita.
He consumido dos paquetes de pañuelitos desechables por causa de una rinofaringitis pero no he sido capaz de ocupar las hojas de dos cuadernos vacíos que hace algún tiempo me propuse llenar. Da igual. Nadie los iba a leer de todas formas y tampoco es tan guey hacerlo sólo porque estaba enferma y tenía mucho tiempo para hacer lo que me plazca. Eso de guey me recuerda tanto a un amigo, que creo querer mucho, porque pienso en él y no logro dejar de emocionarme, pero la verdad es que de apoco debo asumir que él prefirió apartarme de su vida y “sin más” (como también dice) continuar en otro país sin la mínima intención de volver a incluirme en ella.
Pero yo he dejado tantas cosas abandonas este último tiempo.
Arrastro mis pies como si cargara bototos de guerra y me paseo por la ropa que cubre todo el parquet de mi habitación. Me siento pesada, muy pesada y arrastro conmigo un montón de retazos hasta el comedor. Aquí tampoco estoy tan a salvo, sólo que con más luz. Me saco los bototos e intento ver los dedos de mis pies y entender porque pesan tanto. No tengo respuestas.
En realidad creo que sólo me distraigo para evadir lo evidente. Quiero irme de aquí. Me invade la curiosidad. Irme para saber qué soy capaz de hacer y hasta donde. Aquí no puedo, aquí me detiene el tiempo y un par de arrepentimientos. Sigo haciendo lo que otros quieren y por lo mismo me vuelvo ciega cuando intento ver desde aquí, desde este asiento duro y añejo, qué es lo que yo quiero realmente.
Pero siento náuseas y todo se mueve muy fuete. Ahora mismo me siento como arriba de un barco pirata y todo me da vueltas, sólo sé que quiero vomitar y parar de una vez. Tengo una vela de vainilla encendida y es el único aroma que no me molesta. Todo lo demás me revuelve el estómago y me siento enferma. El tiempo pasa lentamente en mi reloj y me siento más mareada aún. Tengo asco y no puedo dejar de pensar como sería todo esto si la casa estuviera vacía de verdad y no hubiera en cada habitación un fantasma susurrándome al oído que me vaya, que es ahora cuando debo irme y tomar la decisión sin sentimiento de culpa, sino que muy orgullosa de haber sido cara de raja y egoísta y solo escuchar mis pensamientos iracundos y ponerme los audífonos y partir sin mirar atrás, porque cualquier recuerdo u objeto me pueden convertir en una estatua de sal al igual que la esposa de Lot, esa pobre mujer que no fue recordada por nada más que por ser esposa de alguien y encima convertirse en estatua. No, yo no quiero eso. Quiero irme liviana y dejar en el clóset mis bototos de guerra, bien limpios eso sí, para que el barro con que los ensucie después sea nuevo y fresco, como de pantano de la selva. No quiero que se seque en las hendiduras de mi suela y dejen huellas para siempre. No. Sólo quiero salir de una vez por todas y volver cuando sienta que aunque todos me odien me di el gusto de viajar y volver cuando mi tranquilidad me diga basta.
 
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sábado, 7 de marzo de 2009
Nueva entrada
Amigos publiqué una nueva entrada en http://nitaviajera.blogspot.com
Saludos!
 
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jueves, 22 de enero de 2009
Carta del Cacique Guaicaipuro Cuatemoc: La verdadera deuda
( Este es el discurso de un líder indígena ante la reunión de Jefes de Estado de la Comunidad Europea en Barcelona en el año 2002. Con lenguaje simple, que era trasmitido en traducción simultánea a más de un centenar de Jefes de Estado y dignatarios de la Comunidad Europea, el Cacique Guaicaipuro Cuatémoc reclamó por fin la verdad deuda histórica)

Señores:
Aquí pues yo, Guaicaipuro Cuatémoc he venido a encontrar a los que celebran el encuentro. Aquí pues yo, descendiente de los que poblaron la América hace cuarenta mil años, he venido a encontrar a los que la encontraron hace sólo quinientos años. Aquí pues, nos encontramos todos. Sabemos lo que somos, y es bastante. Nunca tendremos otra cosa. El hermano aduanero europeo me pide papel escrito con visa para poder descubrir a los que me descubrieron. El hermano usurero europeo me pide pago de una deuda contraída por Judas, a quien nunca autoricé a venderme. El hermano leguleyo europeo me explica que toda deuda se paga con intereses, aunque sea vendiendo seres humanos y países enteros sin pedirles consentimiento. Yo los voy descubriendo.

También yo puedo reclamar pagos y también puedo reclamar intereses. Consta en el Archivo de Indias, papel sobre papel, recibo sobre recibo y firma sobre firma, que solamente entre el año 1.503 y 1660 llegaron a Sanlúcar de Barrameda 185 mil kilos de oro y 16 millones de kilos de plata provenientes de América.¿Saqueo? ¡No lo creyera yo! Porque sería pensar que los hermanos cristianos faltaron a su Séptimo Mandamiento. ¿Expoliación? ¡Guárdeme Tanatzin de figurarme que los europeos, como Caín, matan y niegan la sangre de su hermano! ¿Genocidio? Eso sería dar crédito a los calumniadores, como Bartolomé de las Casas, que califican al encuentro como de destrucción de las Indias, o a ultrosos como Arturo Uslar Pietri, que afirma que el arranque del capitalismo y la actual civilización europea se deben a la inundación de metales preciosos!

¡No! Esos 185 mil kilos de oro y 16 millones de kilos de plata deben ser considerados como el primero de muchos otros préstamos amigables de América, destinados al desarrollo de Europa. Lo contrario sería presumir la existencia de crímenes de guerra, lo que daría derecho no sólo a exigir devolución inmediata, sino la indemnización por daños y perjuicios. Yo, Guaicaipuro Cuatémoc, prefiero pensar en la menos ofensiva de estas hipótesis.
Tan fabulosa exportación de capitales no fueron más que el inicio de un plan 'Marshalltezuma', para garantizar la reconstrucción de la bárbara Europa, arruinada por sus deplorables guerras contra los cultos musulmanes, creadores del álgebra, la poligamia, el baño cotidiano y otros logros superiores de la civilización. Por eso, al celebrar el Quinto Centenario del Empréstito, podremos preguntarnos:

¿Han hecho los hermanos europeos un uso racional, responsable o por lo menos productivo de los fondos tan generosamente adelantados por el Fondo Indoamericano Internacional? Deploramos decir que no. En lo estratégico, lo dilapidaron en las batallas de Lepanto, en armadas invencibles, en terceros reichs y otras formas de exterminio mutuo, sin otro destino que terminar ocupados por las tropas gringas de la OTAN, como en Panamá, pero sin canal. En lo financiero, han sido incapaces, después de una moratoria de 500 años, tanto de cancelar el capital y sus intereses, cuanto de independizarse de las rentas líquidas, las materias primas y la energía barata que les exporta y provee todo el Tercer Mundo.

Este deplorable cuadro corrobora la afirmación de Milton Friedman según la cual una economía subsidiada jamás puede funcionar y nos obliga a reclamarles, para su propio bien, el pago del capital y los intereses que, tan generosamente hemos demorado todos estos siglos en cobrar. Al decir esto, aclaramos que no nos rebajaremos a cobrarle a nuestros hermanos europeos la viles y sanguinarias tasas del 20 y hasta el 30 por ciento de interés, que los hermanos europeos le cobran a los pueblos del Tercer Mundo. Nos limitaremos a exigir la devolución de los metales preciosos adelantados, más el módico interés fijo del 10 por ciento, acumulado sólo durante los últimos 300 años, con 200 años de gracia. Sobre esta base, y aplicando la fórmula europea del interés compuesto informamos a los descubridores que nos deben, como primer pago de su deuda, una masa de 185 mil kilos de oro y 16 millones de plata, ambas cifras elevadas a la potencia de 300. Es decir, un número para cuya expresión total, serían necesarias más de 300 cifras, y que supera ampliamente el peso total del planeta tierra. Muy pesadas son esas moles de oro y plata.

¿Cuánto pesarían, calculadas en sangre? Aducir que Europa, en medio milenio, no ha podido generar riquezas suficientes para cancelar ese módico interés, sería tanto como admitir su absoluto fracaso financiero y/o la demencial irracionalidad de los supuestos del capitalismo. Tales cuestiones metafísicas, desde luego, no nos inquietan a los indoamericanos. Pero sí exigimos la firma de una Carta de Intención que discipline a los pueblos deudores del Viejo Continente; y que los obligue a cumplir su compromiso mediante una pronta privatización o reconversión de Europa, que les permita entregárnosla entera, como primer pago de la deuda histórica. Dicen los pesimistas del Viejo Mundo que su civilización está en una bancarrota tal que les impide cumplir con sus compromisos financieros o morales. En tal caso, nos contentaríamos con que nos pagaran entregándonos la bala con la que mataron al Poeta. Pero no podrán. Porque esa bala es el corazón de Europa.

(Cuando el Cacique Guaicaipuro Cuatémoc dio su conferencia ante la reunión de Jefes de Estado de la Comunidad Europea, no sabía que estaba exponiendo una tesis de Derecho Internacional para determinar LA VERDADERA DEUDA EXTERNA, ahora sólo resta que algún gobierno latinoamericano tenga el valor suficiente para hacer el reclamo ante los Tribunales Internacionales)
 
posted by Nita Mussa at 19:49 | Permalink | 0 comments
domingo, 18 de enero de 2009
Operación Plomo Impune
Por Eduardo Galeano

Para justificarse, el terrorismo de estado fabrica terroristas: siembra odio y cosecha coartadas. Todo indica que esta carnicería de Gaza, que según sus autores quiere acabar con los terroristas, logrará multiplicarlos.

***

Desde 1948, los palestinos viven condenados a humillación perpetua. No pueden ni respirar sin permiso. Han perdido su patria, sus tierras, su agua, su libertad, su todo. Ni siquiera tienen derecho a elegir sus gobernantes. Cuando votan a quien no deben votar, son castigados. Gaza está siendo castigada. Se convirtió en una ratonera sin salida, desde que Hamas ganó limpiamente las elecciones en el año 2006. Algo parecido había ocurrido en 1932, cuando el Partido Comunista triunfó en las elecciones de El Salvador. Bañados en sangre, los salvadoreños expiaron su mala conducta y desde entonces vivieron sometidos a dictaduras militares. La democracia es un lujo que no todos merecen.

***

Son hijos de la impotencia los cohetes caseros que los militantes de Hamas, acorralados en Gaza, disparan con chambona puntería sobre las tierras que habían sido palestinas y que la ocupación israelita usurpó. Y la desesperación, a la orilla de la locura suicida, es la madre de las bravatas que niegan el derecho a la existencia de Israel, gritos sin ninguna eficacia, mientras la muy eficaz guerra de exterminio está negando, desde hace años, el derecho a la existencia de Palestina.

Ya poca Palestina queda. Paso a paso, Israel la está borrando del mapa.

Los colonos invaden, y tras ellos los soldados van corrigiendo la frontera. Las balas sacralizan el despojo, en legítima defensa.

No hay guerra agresiva que no diga ser guerra defensiva. Hitler invadió Polonia para evitar que Polonia invadiera Alemania. Bush invadió Irak para evitar que Irak invadiera el mundo. En cada una de sus guerras defensivas, Israel se ha tragado otro pedazo de Palestina, y los almuerzos siguen. La devoración se justifica por los títulos de propiedad que la Biblia otorgó, por los dos mil años de persecución que el pueblo judío sufrió, y por el pánico que generan los palestinos al acecho.

***



Israel es el país que jamás cumple las recomendaciones ni las resoluciones de las Naciones Unidas, el que nunca acata las sentencias de los tribunales internacionales, el que se burla de las leyes internacionales, y es también el único país que ha legalizado la tortura de prisioneros.

¿Quién le regaló el derecho de negar todos los derechos? ¿De dónde viene la impunidad con que Israel está ejecutando la matanza de Gaza? El gobierno español no hubiera podido bombardear impunemente al País Vasco para acabar con ETA, ni el gobierno británico hubiera podido arrasar Irlanda para liquidar a IRA. ¿Acaso la tragedia del Holocausto implica una póliza de eterna impunidad? ¿O esa luz verde proviene de la potencia mandamás que tiene en Israel al más incondicional de sus vasallos?

***

El ejército israelí, el más moderno y sofisticado del mundo, sabe a quien mata. No mata por error. Mata por horror. Las víctimas civiles se llaman daños colaterales, según el diccionario de otras guerras imperiales. En Gaza, de cada diez daños colaterales, tres son niños. Y suman miles los mutilados, víctimas de la tecnología del descuartizamiento humano, que la industria militar está ensayando exitosamente en esta operación de limpieza étnica.

Y como siempre, siempre lo mismo: en Gaza, cien a uno. Por cada cien palestinos muertos, un israelí.

Gente peligrosa, advierte el otro bombardeo, a cargo de los medios masivos de manipulación, que nos invitan a creer que una vida israelí vale tanto como cien vidas palestinas. Y esos medios también nos invitan a creer que son humanitarias las doscientas bombas atómicas de Israel, y que una potencia nuclear llamada Irán fue la que aniquiló Hiroshima y Nagasaki.

***

La llamada comunidad internacional , ¿existe?

¿Es algo más que un club de mercaderes, banqueros y guerreros? ¿Es algo más que el nombre artístico que los Estados Unidos se ponen cuando hacen teatro?

Ante la tragedia de Gaza, la hipocresía mundial se luce una vez más. Como siempre, la indiferencia, los discursos vacíos, las declaraciones huecas, las declamaciones altisonantes, las posturas ambiguas, rinden tributo a la sagrada impunidad.

Ante la tragedia de Gaza, los países árabes se lavan las manos. Como siempre. Y como siempre, los países europeos se frotan las manos.

La vieja Europa, tan capaz de belleza y de perversidad, derrama alguna que otra lágrima, mientras secretamente celebra esta jugada maestra. Porque la cacería de judíos fue siempre una costumbre europea, pero desde hace medio siglo esa deuda histórica está siendo cobrada a los palestinos, que también son semitas y que nunca fueron, ni son, antisemitas. Ellos están pagando, en sangre contante y sonante, una cuenta ajena.

(Este artículo está dedicado a mis
amigos judíos asesinados por las
dictaduras latinoamericanas que
Israel asesoró)
 
posted by Nita Mussa at 20:55 | Permalink | 3 comments
viernes, 9 de enero de 2009
No desapareceremos



No nos cortarán las manos
No romperán nuestros dientes
No nos arrancarán los ojos
No nos golpearán por la espalda
Ni mucho menos nos asesinarán impunemente

Porque si nos cortan las manos
Nos rompen los dientes
Nos arrancan los ojos
Nos golpean por la espalda
Y nos asesinan impunemente

Renaceremos en el México rebelde
En el nehuén de los Andes del sur
En el Sahara sobreviviente
En el Amazonas multicolor
En el Bagdad de las mil y una noches
En lo más alto de Machu Picchu
En los cocaleros quechuas
En cada uno de los millones de desplazados
En el África con K
Y en cada digno campo de refugiados

No!
No desapareceremos
No con/sin la humanidad
(Al heorico pueblo de Gaza)
 
posted by Nita Mussa at 11:57 | Permalink | 1 comments
miércoles, 24 de diciembre de 2008
Navidad en los Territorios Ocupados*

El pueblo estaba ocupado. Las tiendas, cerradas. Las oficinas de la seguridad social habían sido bombardeadas, y su propio hogar estaba en ruinas. José no tenía trabajo. Nadie tenía dinero para contratar a un carpintero. Y, aunque lo hubieran tenido, la ocupación no les permitía construir nuevos edificios, ni reparar los que ya había, ni siquiera comprar materiales de construcción.

María salió al amanecer y el aire helado le raspó el rostro. Se tapó el cuello y las mejillas con un pañuelo. Se dirigió al pozo y llenó el caldero de agua. Le costaba inclinarse porque su enorme barriga se interponía. Había sentido contracciones durante toda la noche y sabía que era casi la hora. Habían intentado encontrar un lugar donde quedarse, pero sus parientes vivían en la siguiente ciudad, llamada Belén. Las carreteras principales estaban bloqueadas por tanques, vehículos armados, y soldados con fusiles automáticos.

José se lavó la cara y ayudó a María a recostarse sobre la manta que cubría el sucio suelo de la improvisada tienda. Pasó su mano callosa por su pelo y le dio una palmadita amable sobre el vientre. María sonrió pese a no sentirse bien. Era solamente una muchacha, una adolescente veinte años menor que el barbudo José.

"He hablado con Sami, el pastor. Me ha prometido llevarnos hasta Belén esta noche por caminos secundarios". José empaquetó sus escasas pertenencias. A medianoche María montó sobre el burro mientras José cargaba con lo que tenían.

Sami abría el camino. Mientras subían por el camino rocoso, cada sacudida hacía que un dolor agudo recorriera los muslos y el vientre de María. Cuando ya se aproximaban a Belén vieron una luz brillante que barría las afueras de la ciudad. Sami señaló una valla que rodeaba el perímetro de la ciudad. "Hay un espacio entre la valla y las rocas. Podéis cruzar por ahí, pero tendréis que abandonar el burro".

José miró suspicazmente a Sami. "¿Dejar el burro? ¡Nunca!" A Sami le ofendió el tono de sospecha de José. "Entonces, tendréis que cruzar a través del control israelí. Ahora tengo que dejaros. Que Dios os acompañe".

José miró hacia arriba. María dormitaba. José
guió el burro montaña abajo hacia la carretera principal. La luz brillante les cegaba. Una voz dura y estentórea resonó a través de un altavoz.

"¡Alto o dispararemos! ¡Ahora!"

"Bajen del burro, arrojen su bolsa al otro lado de la vía, y levanten las manos. ¡Ahora, o disparo!", ladró la misma voz oculta.

José colocó su bolsa en el suelo y ayudó a María a desmontar. María se sentía rara, tenía sueño y estaba terriblemente atemorizada.

"¡Venid aquí con los brazos en alto, especialmente tú, la árabe gorda!"

María, con los brazos colgando en el aire, sintió la urgente necesidad de orinar para aliviar la presión de su vientre.

Cuando uno de los soldados indicó a José que se adelantara, gritando "¡Las manos detrás de la cabeza!", María se sintió muy sola.

Entonces, ordenaron a María que caminara hacia delante, muy despacio. Los soldados tenían el dedo puesto sobre el gatillo de sus USIS, apuntando a su cabeza y a su vientre. "¡Desabróchate el abrigo y levántate el vestido!", gritó una voz sin rostro. Hubo una pausa. María estaba avergonzada. Solamente José la había visto desnuda. Se levantó el vestido.

Un soldado enfocó sus prismáticos sobre el vientre de María. "No hay bomba o está gorda o es solamente un vientre con un niño dentro".

El soldado le pasó los prismáticos a un oficial superior. El oficial miró a través de ellos y gritó, "¡Quítate la combinación, no te hagas la virgen con nosotros!"

María se sentía confusa, y tenía el rostro enrojecido. Se levantó la combinación y la luz del foco flector iluminó su vientre, que colgaba sobre su ropa interior.

"¡Quítatelo todo! ¡Venga, puta árabe, podría esconder algo entre tus piernas, además de la polla de tu marido!"

María deseaba morir mientras se agachaba para quitarse las bragas. El haz de luz iluminó el vello oscuro de su pubis.

"¡Date la vuelta!"

Se volvió.

"¡Ahora, vístete! Y tú, el de la barba ¡levántate!"

Dos soldados se acercaron a José y señalaron hacia María para que caminara hacia delante.

Les interrogaron durante varias horas. De dónde veían, por qué se habían marchado, por qué su casa había sido destruida ¬ "¡Algo habréis hecho!", dijo el oficial israelí -, hacia dónde se dirigían, por qué viajaban de noche y por carreteras secundarias, con quién se iban a alojar, durante cuánto tiempo y sobre todo, cuál era su relación con la Autoridad Palestina, con Hamas, la Jihad, o el FPLP. Cada respuesta, directa y sencilla, provocaba una mueca de sospecha.

María podía sentir las contracciones cada vez con mayor frecuencia. No sentía los pies de frío. José, un carpintero casi sin educación que nunca había pertenecido a ninguna organización y María, que nunca había emitido una opinión política, estaban totalmente confusos.

El oficial plantó su pulgar sobre el vientre de María. "Otro subversivo. Vosotros, los terroristas, criáis como conejos".

María hizo rechinar sus dientes. Sintió que una contracción fuerte recorría todo su cuerpo.

Los oficiales israelíes despachaban entre ellos. "Claramente, son agentes. Vamos a soltarles y que nos lleven ante quienes les han dado órdenes".

El oficial encargado les ordenó continuar su camino.

Era todavía de noche cuando entraron en Belén, y María apenas podía mantenerse sobre la montura a causa de las contracciones. José estaba desorientado. No podía encontrar la calle ni la casa. No había nadie en las calles a causa del toque de queda. El burro olfateó y les condujo a un establo en el que algunas cabras y ovejas dormían sobre la paja. José ayudó a María a descender del burro, y María apoyó la cabeza sobre un haz de paja. El burro empezó a mordisquear la paja.

María estaba de parto y un grito se escapó de entre sus dientes. José ayudó como pudo.

Milagrosamente, el niño nació y empezó a llorar de inmediato. Se encendió una luz, y los propietarios (un matrimonio palestino), salieron. La esposa limpió al bebé y tapó a María con mantas.

La casa estaba llena de familiares que habían huido de Nablus y Ramallah para evitar los misiles israelíes. Aquí, entre los cristianos palestinos de Belén, estarían más seguros.

La noche siguiente, una estrella brilló en el cielo y los Tres Reyes que venían de allende los mares cruzaron los controles israelíes sin ser observados, con la protección del Señor -o eso creían-. Se acercaron al establo en el que estaba el recién nacido, llamado Jesús, y depositaron ante él sus regalos, arrodillándose ante su Salvador, que dormía en una cuna fabricada por José.

De repente, comenzaron a escucharse gritos y el ruido de los fusiles mientras rompían las puertas y los cristales de las ventanas. Un helicóptero se acercó ruidosamente y de pronto hubo una explosión. El establo voló por los aires. Brazos, piernas, cabezas de ovejas y piernas de cabra, torsos humanos y una cabeza de bebé volaron hacia el oscuro cielo aterciopelado.

La radio israelí anunció que tres supuestos terroristas árabes que habían huido de Afganistán habían sido asesinados en un escondite de Belén tras haber cruzado la frontera. El gobierno israelí pidió disculpas en caso de que hubiera habido alguna víctima civil.

Los medios de comunicación en EEUU repitieron la misma historia, al tiempo que Washington felicitaba al gobierno israelí por su papel en la lucha contra el terrorismo internacional.

Jesús había vivido solamente un día.


Un cuento de
James Petras

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posted by Nita Mussa at 6:05 | Permalink | 0 comments
lunes, 22 de diciembre de 2008
Tinta roja, tinta negra
Después de meses de ausencia, en los que el trabajo, la universidad, los compromisos y cuánta cosa trae consigo la vida, me tenían algo aislada de la tranquilidad que necesito para escribir, he vuelto.
Pero tengo un amigo tan querido y apreciado, que incluso me atravería a afirmar que es casi el único que entra y lee constantemente mi blog, extraña mis largas e injustificadas ausencias, y me insiste con entusiasmo y disciplina que no deje de actulizarlo.
Algún día compañero tendré ese coraje y constancia de la que usted habla y pone en práctica cada día.
Hoy hago un pequeño intento publicando y estrenando mi nuevo blog de viajes, pese a la hora (2.35 hrs) y pese a no tener material nuevo. Pero al menos cumplo copiando el texto que me publicaron este mes en la revista Etiqueta Negra.

Espero que no pasen otros tres meses para volver a dar señales de humo. Al menos por usted compañero, que hasta para leerme es comprometido.


Ref: http://nitaviajera.blogspot.com

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