thePencil.org as vezes no silêncio da noite
viernes, 15 de agosto de 2008
de lo cotidiano.

Cuando por un segundo pasó velozmente la idea, la sola idea, de que quizás tú ya no estarías, no serías materia y ese fuerte latido de corazón que te identifica dejaría de existir, sentí un dolor en el pecho, un remezón muy fuerte y un cóctel de sensaciones indescriptibles.

Pensé, que más allá de lo que nos espera, juntos o separados, quiero una vida en que tu melódica voz se aparezca de vez en cuando, me llame, me susurre y me cante alguna cancioncita que nos invoque viejos tiempos.

Después de 3 horas cojas, lentas y entre cortadas, yo recordaba esas veces en que te hago preguntas con voz de niña y digo quién, dónde, cuándo y por qué. Y sólo tú entiendes el porqué de esas preguntas. Y casi siempre, para acabar con el frío, pongo mi pie en tu pierna y mi nariz en tu mejilla.

Como en un festival de cortometrajes pude ver las escenas de todas esas veces en que te hago cosquillas y aunque tú te resistes con todas tus fuerzas, terminas riéndote a carcajadas con la mitad del cuerpo fuera de la cama.

Más reales y cercanas se veían las veces en que comemos bombones helados tapados hasta el cuello mientras somos espectadores de alguna película arrendada, la cual olvidaremos devolver el día que corresponde.

Todo lo común, cotidiano y simple, se acomodó en mi memoria y se catalogó como único, eventual y extraordinario.

Así, cosas tan simples y mundanas, reafirmaban en mí cuánto quería que se volviesen a repetir. Te imaginé en la cama, sentado, como cuando a veces, casi siempre, te tapo los ojos si es que sale una mujer semidesnuda en la televisión y tú, ya conociéndome, te adelantas y atajas mi mano

Ese miedo, que de seguro te remeció a ti también aquel invierno de hace ya dos años, golpeaba mi puerta café nortina y amenazaba con cualquier noticia que jamás en la vida, en esta vida, quiero escuchar. Porque en ese entonces lloraré, armaré mares de llanto, frunciré demasiado mi ceño y no servirá de nada si no estás tú para decirme: “ya hayati, ya va a pasar, relaja la frente y respira profundo, yo estoy aquí”.

Pero bruscamente, de pronto, viajaba de nuevo a esas veces en que se nos pasa todo el día y nos saltamos desayuno y almuerzo y terminamos haciendo once-comida como para un batallón y aunque decimos que es mucho, casi siempre terminamos la olla.

Muchas veces cuando tengo mis manos muy congeladas, sin que te des cuenta, las pongo en tu espalda y tú gritas de impresión y me haces prometer que será la última vez. Ahora estaba dispuesta a prometerte que en verdad lo sería. Pero las falsas alarmas no valen, bien lo sabes habibi.

Es el valor incalculable que toman las cosas cuando temes perderlas, sabes? Es la tardía y cobarde reacción que nos ataca cuando ya sería demasiado tarde para todo, para arrepentimientos y nuevas oportunidades.

Uf, qué angustia y dónde está tu mano en ese entonces. Es ahí cuando necesito volar a ese instante en que me haces cariño en el pelo con tu mano derecha para que me quede dormida, sobre todo cuando llueve y tengo miedo.

Sólo quería repetir una y otra vez esas veces, casi siempre en realidad, en que llegamos tarde al cine aunque tengamos planificada la ida desde hace un mes. O esas otras tantas en que tocas guitarra a mi lado y soportas que cante el coro aunque no afine ninguna nota

Cuando el alivio cruzó 2 mil kilómetros y me hizo respirar tranquila, pude darme cuenta cuán posible es que todo aquello se repita, que hagamos una vez más de lo cotidiano algo extraordinario y nos riamos como dos locos emborrachados de vida.

Eso es, compañero, volar. Volar incluso a la distancia. Volar contigo y sin ti. Volar en sueños y de día. Volar por volar.

Sigamos volando?

 
posted by Nita Mussa at 17:57 | Permalink |


2 Comments:


  • At 15 de agosto de 2008, 21:18, Anonymous Anónimo

    Rohhe, albe, ayunne, kibde!!!!!
    Eres tan linda y hermosa, que me entregas en tus palabras todo ese amor que siento. Esa mezcla entre ternura, inocencia, erotismo y coraje que hace que nuestras vidas permanezcan unidas. Creo que coincidimos en buena parte de esas cosas que uno quiere experimentar en lo cotidiano. Coincidimos en las sensaciones que necesitamos para vivir, pues la lucha, el amor y la convicción nunca dejaré que se alejen ni de mi ni de ti. Y si necesitas que responda, te digo SI, sin dudar ni un segundo, vida mía.
    Ana Bahetbik habibti

     
  • At 12 de septiembre de 2008, 22:16, Blogger camilo mirosevic

    Espectacular.