thePencil.org as vezes no silêncio da noite
lunes, 30 de julio de 2007
Arrancando de las Hormigas Asesinas


Ayer fue un día tan gris como las imágenes de Londres que he visto por televisión. El sol decidió ubicarse y atinó a esconderse, ya que su comportamiento no corresponde al debido en invierno.

Quizá por eso me perdí camino a tu departamento. Pasé de largo y varios metros más allá advertí mi error. Entonces una sensación extraña dominaba mi nariz y me provocaba ganas de estornudar. Creo que era la contaminación apestosa de Santiago.

Ya de vuelta, cuando llegué a la estación Baquedano del metro, me quedé sentada un buen rato. Tenía la mirada algo perdida y no me importó mucho que se me pasaran varios trenes. Me quedé pensativa con lo que estuvimos conversando y no lograba convencerme de tus palabras.

Me dijiste tantas cosas del pasado y del futuro que me costó hilarlas, darles un sentido. Era como obvio que eso pasaría en algún momento y las propuestas harían su triunfal llegada. Claro que me gustó mucho que confies así es mí, que no tengas problema en reconocer tus miedos y mostrarte a veces muy vulnerable. Dejas un poco tu capa de super héroe y te vuelves alguien de carne y hueso, lo que evidentemente hace que me gustes más. Por eso apreté fuerte tu mano, para que me sientas a tu lado y sepas que estoy ahí. Creo que lo sentiste y por eso pudiste dormirte un ratito, sin soltarla.

Y ahi en la estación de metro, a esa hora en que hay mucha gente, aún cuando es domingo, me preguntaba tantas cosas al mismo tiempo, replantéandome una vez más lo que quiero y debo hacer.

Así, con la mirada perdida en los rieles, de pronto vislumbré una pareja de jóvenes enamorados. Juntaban su frente para mirarse fijo a los ojos y luego besarse suavemente.

Ha sido una de las pocas veces que no me produce rechazo ver las expresiones públicas de amor, quizá porque estas no eran exageradas, ya que la mayoría de las veces los pololos olvidan que hay gente y se languetean y manosean como quieren.

Pero ahora era tan distinto. Ellos parecían estar en otro planeta, en un realidad suya, como si estuvieran dentro de una burbuja y no captaran que estaban rodeados por decenas de personas.

Y de pronto me di cuenta que ella era sordomuda y él se esforzaba por responderle dentro de su lenguaje. No me fue necesario conocer las señas para saber lo que ella le decía y él respondía.

Todo en ellos era amor, respeto, cuidado.

No sé cómo se habrán conocido, ni tampoco si él aprendió el lenguaje de señas para comunicarse con su enamorada o por otros motivos, pero me quedó claro cuánto se amaban.

La mirada de ella era tan transparente y el abrazo de su novio se veía tan sincero, que parecían personajes de una película francesa que vi hace un tiempo. En ese momento solo estaban concientes de su existencia.

Y entonces me pregunté qué pasaría si de pronto todos los ruidos y voces se apagaran¿ Sería capaz de encontrar una voz que me hable dentro de mi silencio?¿ Existiría alguien que rompiera barreras para comunicarse en mi lenguaje? ¿Sería tan afortunada como ella al tener un hombre que me ame pese a mis limitaciones?

Entre tanta pregunta se me mezclaron los temas... entre el replanteamiento, el amor incondicional y la película del otro día

Cuando finalmente decidí ponerme de pie y abordar uno de los carros, en imágenes en blanco y negro apareciste tú, quizá como mi gran alternativa para salvarme del ataque de las hormigas asesinas...y no como el súper héroe que imaginé cuando solo te conocía en fotos, sino que como el hombre en carne y huesos que a veces siente miedo.

 
posted by Nita Mussa at 11:55 | Permalink | 1 comments
jueves, 26 de julio de 2007
Calor de invierno

Mientras caminaba con la frente bien en alto y sentía el viento golpeando fuerte en mi cara, no podía dejar de pensar en todo lo que ha sucedido en tan poco tiempo. Acomodaba mis manos heladas (congeladas como siempre) muy adentro de los bolsillos de mi chaqueta y no dejaba de sonreír. Pese a que mi pequeña nariz también delataba la baja temperatura, no dudaba en arrugarse cada vez que dibujaba una sonrisa en mi cara.

Y no era fingida.

Y no había nadie a mi alrededor, solo el cerro lleno de edificios y de frente el mar, muy gris y calmo, casi un espejo del cielo. Recordé lo que la nati me dijo tantas veces: el frío es interno, es solo interno. Esa frase se acomodó tan bien a ese momento, porque mi cuerpo estaba cálido, era agradable caminar y sentir cada paso seguro.

Este invierno se han dado temperaturas tan bajas como no se veían hace 40 años, según el noticiero central. Ha muerto gente. Indigentes sobretodo. Ha caído nieve en Placilla y las sábanas están algo congeladas. Hasta me compré una estufa y hubo noches que la dejé prendida por horas, incluso hasta el amanecer. Me lo recordó la cuenta de la luz que llegó el otro día y cuyo valor se había triplicado.

Entonces cuando ya había llegado al paradero de abajo vinieron a mi mente algunas caras. Algunas están muy lejos, pero cuando abro mi correo y aparece un 'hola', se trasladan a mi lado y es como si conversáramos y percibiera sus gestos, sus colores, su cariño.

Es tan rica esta nostalgia dulce. Tan rica como las mandarinas que comí esta mañana sentada en mi balcón con el sol pegando fuerte en mi cara, escuchando a Caetano, quemándome mientras cantaba Sampa. Y hacía calor en verdad. Calor en invierno, todo un acontecimiento. El mar se veía brillante y olía a verano, las mandarinas estaban más anaranjadas y su olor se impregnaba en mis dedos.

Los días bipolares tienen su encanto y lo descubrí hace poco.

Eso que este invierno no tendré vacaciones, pero no me molesta. Estoy aprendiendo mucho y es agradable ser aprendiz, reconocer a la ignorante que hay en mí y hacerla desaparecer de a poco, no haber leído todos los libros que estoy leyendo, los que me prestan y los que caen en mis manos casi milagrosamente. Revolucionan mis pensamientos y ya planeo actos revolucionarios en lo cotidiano.

No me preocupan las vacaciones, total como le he dicho siempre a mi madre, después uno muere y ahí puede dormir eternamente y descansar de una vez por todas. Ahora existen proyectos tan interesantes y que me entusiasman al extremedo de quitarme el sueño de tanta ansiedad. Otro síntoma de juventud.

Y hace un calor tan rico.

Anoche veía esa película de la que tanto me hablaron, que me confirmó que Fuguet es mejor como escritor que como director, incluso como periodista. Pero el guión es bueno.

Me trasladé a esa vez que ibamos caminando por avenida Libertad y tu me llenaste de preguntas y yo no entendía muy bien qué era lo que pasaba, pero me caías bien y tus respuestas me gustaban más de lo normal y eras tan confuso y espontáneo que solo me hacías reír.

Y ahora vaya que ha pasado agua bajo el puente.

Otra vez aparecía la voz de la nati diciéndome: el frío es interno.

Puede que se deba a que hace tanto tiempo que no lo siento. Pese a todo, a los problemas que me trajo la escuela de Frankfurt, los puntos de menos, las noches de desvelo, algunas peleitas y las falsas alarmas. El calor es superior.

Me reconozco, conozco a nuevos personajes ricos en sentimientos y sabiduría. Me llena de alegría amar a más gente de la que alcanza en los dedos de mis manos y que son solo el 10 por ciento de los contactos de msn. Me enorgullece su apoyo, su fidelidad.

Es una nostalgia tan dulce esta.

Quedan como 5 dias para que llegue agosto. Es el mes clave y pocos lo saben.

Mientras tanto allá afuera me espera un sol esplendoroso y tres mandarinas por comer.

 
posted by Nita Mussa at 10:49 | Permalink | 2 comments